miércoles, 9 de junio de 2010


LA LUNA
Pálido testigo
de amores clandestinos.
El poeta te escribe,
la bestia te canta.
O alumbras,
con tu reflejo de plata;
o la faz ocultas,
y la noche es. . . nada.

EL SOL

Enérgico espías
desde el horizonte.
Un poco con pereza,
otro con ganas.
O calientas,
con tus lenguas doradas;
o te ocultas tras las nubes,
y el día es. . . calma.

LA LUNA Y EL SOL

Cual fieles soldados
de guardia imperial,
alternan su marcha
por la eternidad.
A veces, se juntan,
pues quieren jugar,
con luces y sombras
sobre la humanidad.