miércoles, 14 de diciembre de 2011

HAIKU


Oigo la lluvia

es llanto de los ángeles

por tu partida

jueves, 24 de noviembre de 2011

CONFESIONES




Porque estás ensamblada a mi corazón

y tu imagen de ángel ocupa los pensamientos,

es que te idolatro, amada mía,

como los prelados hacia el fuego sagrado

o las mieses al candente sol.

Porque tus caricias encienden en mí el fuego

de una pasión incontrolable

que luego sosiegas con un almibarado beso

que acepto rendido a tu vitalidad,

hasta quedar sumiso a los encantos

de tanta belleza reunida en un solo cuerpo.

Si las sirenas exclamaran tu nombre…

¡Cómo me arrojaría a las profundidades del Egeo!

¡O si las crueles huestes de Atila

te tuvieran prisionera!

No dudaría en retarlas sin miedo a morir… por ti.

Es así que te observo y me siento dichoso

de poseer tan preciado tesoro

y quizás, sin darme cuenta, me vuelva arrogante

pero no me importa.

Simplemente… te amo.

viernes, 18 de noviembre de 2011

A PESAR DE TODO, LA HISTORIA SE REPITE


AYER

Al tío Francisco le gusta llevarme con él al banco. Dice que lo hace porque lo disfruta, porque aprovecha la ocasión para sacarme a pasear, pero yo creo que lo hace para torturarme. Hay cosas que me llaman la atención, como esa enorme fila de hombres de traje que miran el reloj con fastidio a cada rato; o esta otra repleta de ancianos y ancianas que apenas pueden resistir la espera. Y son imágenes que se repiten todos los meses.
El tío me trae con él para cobrar su jubilación, y después me lleva hasta la heladería en donde me compra un enorme helado de vainilla y chocolate. Por eso soporto este martirio, porque al final la recompensa vale la pena.
Como mamá y papá trabajan todo le día reparto mi tiempo entre la casa de los abuelos y la del tío Francisco; eso cuando estoy de vacaciones porque en época de clases mi tía Elvira pasa por la puerta de la escuela en el horario de salida y me lleva a su casa en donde hago los deberes, tomo la merienda y miro un rato la televisión hasta que papá pasa a buscarme. Ya pasé a cuarto grado sin problemas porque me gusta la escuela a pesar de que mis compañeros me vean como un “bicho raro”.
Pero sigo sin comprender porqué todos vienen temprano para hacer la fila en el banco. Tampoco entiendo a los señores que atienden del otro lado del mostrador. Los veo muy tranquilos, conversando entre ellos a pesar de que hay mucha gente que está apurada… o eso parecen ¿De qué hablarán? ¿Por qué no empiezan a atender más temprano si ya están ubicados en sus lugares antes de que el reloj indique las diez? Muchas veces se lo pregunté al tío pero él tampoco lo sabe. Tiene muchos años, no me acuerdo cuántos pero son muchos, y sabe de todo… menos este tema de las filas. Me hacen acordar a la salida de la escuela cuando izamos la bandera; uno atrás del otro, los más pequeños adelante y los gigantes al fondo. Pero acá son filas desparejas y sería mucho lío ordenarlos como lo hacen con nosotros.
Algunas mujeres llevan chicos más pequeños que yo. Se ponen nerviosos y comienzan a llorar, por lo que sus madres los tironean del brazo para que se callen, lo cual dura poco hasta que vuelven con los gritos. Eso tampoco lo entiendo. ¿Será que no los llevan a la heladería como a mí cuando salen de acá? El tío tendría que hablar con ellas para explicarles lo que deberían hacer. Y esos señores de traje y maletín que miran a cada rato la hora… Si están apurados… ¿Por qué no vienen otro día? Pero yo aguanto, porque dentro de un rato voy a devorarme un rico helado de chocolate y vainilla.

HOY

¡Si el tío Francisco me viera! Tantas veces protesté porque me traía al banco siendo yo muy pequeño, y sin embargo sigo esclavizado a esta rutina. Apenas tengo una hora para realizar el trámite, pagar la cuanta, salir disparando hacia la puerta, subir a mi coche y acudir raudamente al trabajo. Todos los meses lo mismo. Aquella fila de ancianos que aguardan el cobro de su jubilación no se modificó en nada respecto de aquella que hacíamos con el tío. ¡Qué helados nos comíamos a la salida del banco! Son situaciones que han quedado muy atrás en el tiempo; hoy ya no dispongo de esos minutos libres, las obligaciones laborales son tan absorbentes que nos convierten en máquinas sincronizadas para realizar todo de manera mecánica.
¡Y esas mujeres! Traen a sus llorosos hijos, pequeñas e insoportables criaturas que escapan de sus manos y corretean entre la gente ¿Habré sido igual a ellos? Tal vez no conocen la terapia que empleó el tío Francisco conmigo, cuando a la salida me llevaba a tomar ese enorme helado de vainilla y chocolate (la heladería no existe más, hoy su lugar lo ocupa una lavandería).
Ya pasó media hora y apenas atendieron a un par de personas… ¡Y cómo no! Si se la pasan conversando quien sabe de qué cosas en lugar de acelerar los trámites. La fila se hace interminable atrás mío ¡Por suerte vine temprano! Lo lamentable es que hoy es el único día en el que puedo disponer de un lapso de tiempo, sino vendría en otro momento, cuando no hubiese tanta gente. Y aquellos ancianos que siguen aguardando el turno, soportando horas y horas de espera. . . deberían ser más considerados con ellos. Ya pasaron cuarenta y cinco minutos y aún sigo aquí. . .

MAÑANA

¡Qué hermoso día! No me costó en absoluto madrugar, si total lo hago a diario. Los mates de mi mujer estuvieron excelentes como siempre, con poca azúcar (el médico no me lo permite) y el agregado de unos panqueques con la mermelada de durazno que elabora con sus manos… ¡cada vez le salen mejor!
La fila es extensa pero se aprovecha, porque me encuentro con viejos amigos con los cuales nos vemos una vez al mes para cobrar la jubilación. ¡De cuántas cosas nos acordamos! A pesar de la edad somos los más pacíficos pues siempre comentamos de los pequeños sabandijas que traen las madres al banco, pensando que van a portarse bien ¡Qué va! ¡Si son imposibles de quedarse quietos! Incluso, con el paso de los minutos empeoran su comportamiento. Y eso que tengo nietos pero por suerte no son como ellos. Se la pasan correteando por todo el banco, las pobres madres deben abandonar la fila para perseguirlos, atraparlos de una oreja y regresarlos con ellas a su lugar. Ya no tengo recuerdos de cómo me portaba cuando el tío Francisco me traía, pero el detalle que no olvidaré jamás es ese suculento helado de chocolate y vainilla que me compraba. Todavía sigo pidiendo esos gustos y cada vez que saboreo uno de ellos me acuerdo de él ¡Y pensar que ahora estoy ocupando su lugar en la fila!
Cuando traigo a mi nietito Abel, en escasas ocasiones, lo llevo hasta la heladería de la otra cuadra y le compro uno como lo hacía mi tío. La zona cambió mucho, y la heladería que existía cuando era un niño cerró para convertirse creo que en una lavandería, luego la demolieron para construir un supermercado. Estos, los de la otra cuadra, no son tan ricos pero no hay para elegir.
Aquél hombre inquieto que mira constantemente la hora se parece a mí. Tantas veces he venido a realizar trámites interminables, ansioso por regresar al trabajo que no alcancé a disfrutar de las pequeñas cosas como ésta, la de reencontrarme con mis amistades de siempre. Tal vez en aquella época los tenía cerca en la fila pero la impaciencia me cegaba de tal manera que no los veía. O quizás sí, pero me hacía el distraído para que no se acercaran a conversar y yo perdiese otro montón de minutos.
¡Allí viene mi compadre Alberto! Hace meses que no lo veía, desde que se jubiló como empleado de este banco. Antes, cuando nos atendía del otro lado del mostrador, al principio no lo saludaba pues lo culpé muchas veces por haberme hecho perder tiempo, sobre todo porque se ponía a charlar con los clientes que atendía, hasta que un día sin darnos cuenta estuvimos conversando unos minutos mientras me sellaba los papeles. Las charlas se sucedieron y comenzamos una amistad que perdura hasta el día de hoy. Antes, rezongaba por muchas cosas, hasta que un día comprendí…

- ¡Alberto! ¡Qué tal! ¿Cómo va la vida?

viernes, 21 de octubre de 2011

NOCHE ETERNA

(NOCTURNO)

Aquella noche fue la primera

donde solos bajo la luz de un farol

en una desértica plazoleta

acaricié tus labios con los míos

para descubrir un sabor que no conocía…

Aquella noche toqué tus muslos

y recorrí la suave piel que se erizaba

tímida por el avance de mis dedos…

Aquella noche besé tu cuello

y proseguí hasta el límite con los pechos

que se erguían ávidos de placer…

Aquella noche te tomé de las manos

y partimos hacia lugares secretos

donde nos entregaríamos sin testigos…

Aquella noche fue la primera

de muchas otras que siguieron

y que aún nos tienen atrapados

con el mismo misterio de la primera…


Bajo la luz de un farol.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Premio "30 años diario Hoy", Canelones, Uruguay



Premio: Mención categoría cuento












LOS COBARDES


La luna refleja una fantasmal luminosidad sobre la hoja del cuchillo. Desafiante, su portador Adelmo Gutiérrez, aguarda la acometida del contrincante, quien acomoda el poncho en uno de sus brazos.
- ¡Vamos maula! ¡Hacéte el gallito ahora!
- ¡Sos tan corajudo con la boca, a ver si también lo sos con el facón! – le responde el adversario, Giácomo Puricelli; un italiano que se acomodó de inmediato al malandraje de los suburbios bonaerenses.
Ambos permanecen expectantes, para ver quién efectúa la primera movida. Horas antes, Adelmo estaba en el bar compartiendo unas copas con Giselle, una falsa rubia que sobrevivió por los favores que les entregaba a los clientes del lugar. Fueron tantas las veces que Adelmo acudió a ese lugar para visitarla que la consideraba de su propiedad. Como su fama de persona con mal carácter y habilidad con el cuchillo eran cosas bien sabidas en toda la Boca, en cuanto aparecía en el umbral del bar todos se alejaban de Giselle para no tener inconvenientes. Incluso el comisario quiso ponerlo entre rejas cuando mató de un certero tajo a un forastero que lo enfrentó en cierta ocasión, pero debió dejarlo en libertad a cambio de su silencio, pues él también solicitaba de tanto en tanto los favores de la mujer y no era conveniente que las autoridades se enteraran del asunto. Por eso las noches en que Adelmo se acercaba para visitar a su supuesta novia impartía las órdenes para que el vigilante de la cuadra desapareciera de la zona.
Adelmo inicia el combate. Dibuja círculos en el aire con la hoja reluciente a medida que se acerca hasta el cuerpo de Giácomo, quien elude los movimientos. Éste, con el poncho detiene el cuchillo y lanza una estocada que no llega a destino.
- ¡Porca miseria! ¡Voy a mandarte al mismísimo inferno! – le grita en un acento italiano deformado por los años de vivir rodeado de porteños de clase baja.
- ¡Vení que te espero, tanito agrandao!
Minutos antes, un conjunto de músicos intentaba reproducir las notas de La Cumparsta para que los clientes sacaran a bailar a las muchachas. Giselle sintió el tironeo en el brazo que le propinó el malevo para arrastrarla hasta el medio de la pista; es que ambos bebieron demasiado por eso no eran totalmente conscientes de sus actos. En un rincón, el italiano acompañaba la música golpeando sus palmas sobre la mesa. La botella de vino prácticamente estaba vacía, por lo que pegaba pequeños saltos con cada golpe.
Adelmo intentó besar a su compañera pero ésta, aturdida por el alcohol, le propinó una bofetada que se escuchó en todo el salón. Los músicos detuvieron la música y las miradas se centraron en la pareja. Él, acarició la mejilla y la sintió caliente, imaginándosela morada, el golpe fue fuerte y para peor demasiado ruidoso. Con un rápido movimiento, extrajo el cuchillo de la cintura y se lo hundió en el cuerpo de la mujer, quien lo miró a los ojos buscando perdón por lo que había hecho, pero era demasiado tarde; se desplomó para llegar sin vida al entablonado de la pista. Una mancha de sangre comenzó a teñir el vestido. Giácomo se levantó y de un salto llegó hasta el cuerpo de la mujer. Desafiante, miró al asesino y lo increpó para salir a la calle y resolver el asunto entre hombres. . .
- ¡Dale tanito! ¡A ver qué sabés hacer con ese cuchillito!
- ¡Cobarde! ¡Nadie mata a una mujer en mi presencia! ¡Eso es de cobardes, no de hombres!
- ¡Yo mato a quien sea y donde sea, y con más razón si no me sirve más! A ésa ya la pensaba cambiar, me tenía cansado. Pero se pasó de la raya.
- ¡Cobarde! - le vuelve a gritar y acomete otra vez, pero Adelmo lo esquiva y acierta en el costado del italiano, que retrocede tambaleándose. No es una herida profunda pero lo hace sangrar.
- ¿Ves? ¡Ya te tengo, maula! ¿Creías que podías conmigo?
- ¡Perro sarnoso! - responde Giácomo, dolorido pero con el coraje intacto.
La puerta del bar está abierta y cubierta de curiosos; todos observan pero no se entrometen. La luna es la única que parece acompañarlos con su luz haciendo brillar las hojas que revolotean por el aire. Adelmo se siente triunfador una vez más. ¡Cuántos cuerpos quedaron tendidos en el suelo gracias a su habilidad! Pero siempre se trataron de hombres, Giselle es la primera mujer que cae muerta por sus propias manos. Por eso, avanza decidido sobre un tambaleante adversario y estira el brazo que pasa por debajo de la axila de Giácomo, quien aprovecha el contacto de los cuerpos para clavar el cuchillo en el corazón del malevo. Permanecen unos instantes así, de pie y abrazados manteniendo en vilo al resto por el desenlace de la contienda. Adelmo cae con la boca cubierta de sangre caliente, tan caliente como su carácter y su estupidez.
El italiano limpia el cuchillo con la camisa del difunto y lo guarda nuevamente en la cintura. Ingresa al bar y pone unas monedas sobre la mesa por la botella que bebió y se retira en silencio. El silbato de la policía resuena entre la penumbra de la cuadra, hasta que aparece un carro con varias personas. El comisario desciende e imparte las órdenes para que carguen el cuerpo sin vida de la calle. Respira aliviado, ya nadie puede acusarlo. Ingresa al bar y se arrodilla ante Giselle. Quiere llorar, pero no puede. Tampoco hace preguntas, pues imagina lo sucedido. La luna, comienza a ocultarse tras una nube pues la función llegó a su fin.

domingo, 21 de agosto de 2011

LA CARTA


Caminó por la calle desértica, pedregosa y mal iluminada. Llevaba apretada entre sus dedos la carta, un tanto ajada. ¿Sería cierto?

Aprisionado entre dinteles misteriosos, pensó en alguna salvación, pero no la había. Intentó leerla por enésima vez y las mortecinas luces se lo impidieron. Ya no importaba; conocía cada renglón, cada palabra, cada punto.

Deambuló una cuadra cuando, repentinamente, la figura se interpuso en su camino. Sólo alcanzó a preguntar: “¿Ya es la hora?”.

LA MÁQUINA


El científico, orgulloso de su invento (una máquina del tiempo) se la presentó a su pequeña hija. Ésta, curiosa, se sentó y comenzó a jugar con las palancas ante la mirada de su padre. En un descuido, apretó un botón. La niña no sabía quién era ese niño que la observaba. Volvió a apretar el mismo botón, y una mujer embarazada reemplazó al pequeño. Absorta, la niña se bajó de aparato y se marchó de la mano de su abuela.

viernes, 22 de julio de 2011

EMERGENCIA





El médico atraviesa tan rápido como puede el pasillo del hospital. La ambulancia acaba de legar. Una enfermera se inclina ante la camilla y su rostro se torna pálido. El médico, jadeante, asoma la cabeza y descubre a la mujer, blanca como una nube, con los ojos vendados y aferrada a una balanza con su mano derecha, en estado agonizante. De inmediato, la trasladan al quirófano. Quizás, algo se pueda hacer aún...







(Publicado en la página "El Escritor Errante" (www.concursoelescritorerrante.blogspot.com) en el 2010

jueves, 2 de junio de 2011

PARA TENER CONCIENCIA






















MADRE TIERRA

Esfera de gran belleza, testigo de las épocas:
fundaciones, conquistas, derrotas y alianzas.
Cambiaste tu rostro abriendo las masas,
separando extensiones, América y Eurasia.
Tiemblas como niño, fuertes vientos soplas;
juegas con las olas que en las costas encallan.
Madre Tierra, Pachamama, tercer planeta del sistema,
más cientos de nombres con que te llaman.
Hoy tus hijos te perforan, negro humo te ahoga,
Las aguas se oscurecen y tus bosques talan.
Acaricio el suelo, y creo brindarte un poco de calma;
porque lloras, Madre Tierra, pero no ven tus lágrimas.

VIII CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESIA Y NARRATIVA "DESTACADOS 2011" (JUNIN, 21 DE MATO DE 2011)


Agradezco a las autoridades de la Editorial Aries y a los integrantes del Instituto Cultural Latinoamericano, quienes nos hicieron pasar un gratísimo momento en la cena de gala y entrega de premios. En el mismo, fue posible establecer lazos con escritores de diferentes regiones del país, como así también con personas de Chile, Brasil y Perú que estuvieron presentes. En dicho evento, obtuve la "Mención de Honor" en el género Narrativa, con dos cuentos que forman parte de la antología "DESTACADOS 2011". Nuevamente. . . . ¡Gracias!

miércoles, 30 de marzo de 2011

LA HORA


Miro nuevamente el reloj que cuelga en la pared: diez minutos para la medianoche. Los últimos diez minutos que corresponden a la edad de treinta años. En diez minutos, cumpliré treinta y uno. Al fin, dejaré atrás esa incertidumbre y, porque no, miedo, ese terrible sentimiento que me generó aquella gitana que crucé una vez en la plazoleta de la ciudad. Esa misteriosa mujer me profetizó que moriría a los treinta años. Todo ocurrió hace mucho, cuando era un niño, pero aquella sentencia me acosó permanentemente, ocasionándole un estado depresivo en cada cumpleaños al presentir mi muerte cada vez más cerca. ¡Qué idiotez!
Faltan cinco minutos. Siento que mi corazón bailotea con fuerza queriéndose escapar de la caja toráxica. El tic-tac del ritmo parece el preparativo de un pelotón de fusilamiento (Creo que hasta estoy delirando).
Mi novia siempre se preocupó por esa actitud. Tantas veces discutimos, al punto tal de permanecer incomunicados varios días. Pero me ama, sé que me ama, motivo suficiente para perdonarme en esta febril obsesión.
Once y cincuenta y nueve. Un minuto para revelar el misterio. Ya me reiré de este absurdo comportamiento y de la misteriosa pitonisa que arruinó mis últimos años. Cincuenta y ocho, cincuenta y nueve. . . ¡Las doce! Venció el plazo y gané la batalla. Voy a celebrar. Una botella. . . no, mejor la cerveza que tengo en la heladera, es especial para esta ocasión. Ahora sí: ¡A mi salud! La bebo de un trago, y el alcohol me produce cierto aturdimiento. Me despojo de la ropa y me tiendo sobre la cama. Al fin estoy relajado, tantos nervios, tantas angustias, tanto sueño. . . tanto sueño. . . tanto sueño. . .
Las luces de las linternas de los bomberos iluminan la habitación. Su novia, quien ingresa por detrás, grita al descubrir el cuerpo sin vida con signos de descomposición, tendido sobre la cama. Uno de los bomberos descubre el reloj en la pared y lo compara con el de su muñeca: aquél atrasa media hora. Luego, toma con delicadeza a la mujer del brazo y la acompaña hasta la puerta mientras su compañero se comunica por radio a la estación central para informar del hallazgo y aguardar a los peritos policiales quienes intentarían resolver el caso.

miércoles, 26 de enero de 2011

NOVELA "EL MOJÓN DEL DIABLO"

En el año 2009 se presentó en la ciudad de Chascomús la novela "corta y grupal", escrita por nueve escritores de la zona todos participantes del taller literario Entre comillas, titulada "EL MOJÓN DEL DIABLO".
La primera edición se agotó rápidamente por lo que se debió lanzar una segunda, con posteriores presentaciones en las ciudades de Tandil y Las Toninas, Partido de la Costa.
Dicha novela fue un trabajo elaborado en el taller que llevó dos años. Cada integrante escribió un capítulo debiéndose seguir un hilo conductor en la historia, pero lo interesante es que, como cada uno tiene un estilo particular para escribir, en ningún momento pierde emotividad, al contrario, la ansiedad aumenta a medida que se avanza en sus páginas al encontrarnos con pasiones, venganzas encuentros y desencuentros en una familia adinerada del interior de nuestro país a principios del siglo XX. En diciembre del 2010 se contactó con nosotros la producción de canal 13 de Buenos Aires y nos realizaron una nota que salió al aire el 25/01/2011 dentro del programa "Telenoche".
Fue una experiencia increíble que nos fortaleció a todos los involucrados, y nos sentimos muy orgullosos pues ha superado ampliamente nuestras expectativas.
Para los que deseen ver la nota televisiva, aquí les dejo el enlace: